Por Eduardo Jara, vicepresidente de Asuntos Corporativos de WOM.
Los gestos voluntarios retratan carácter, también en una organización empresarial. Es por eso que en tiempos en los que la transparencia es la base para la construcción de confianza, hacer un Reporte de Sostenibilidad sin obligación legal pero en base a estándares exigentes, es más que un acto administrativo, revela convicción de entender los impactos positivos y negativos del negocio y escuchar a tus públicos de
interés.
Reportar informa avances, metas y resultados; es un ejercicio que se transforma desde el acopio de datos a una herramienta de gestión. Es también una manera de abrir las ventanas para que otros vean lo que hay adentro, incluso cuando implica mostrar lo que está en proceso, lo faltante o lo que se puede corregir. El acto en sí mismo, se transforma en una declaración que simboliza esa convicción.
La conversación más amplia, más incómoda, más humana que trae nos desafía: ¿cómo impactas en tu entorno?, ¿cómo tratas a tus colaboradores?, ¿cómo enfrentas nuevas regulaciones?, ¿cómo mejorar la gestión con proveedores?, ¿cómo cuidamos la rentabilidad sin afectar las promesas a nuestros clientes?, ¿cómo aportamos más a la sociedad?, entre otros cuestionamientos que surgen en un análisis de materialidad.
Con esa mirada expansiva, la sostenibilidad no puede estar circunscrita en un departamento aislado de la empresa, necesita integrar su estrategia, desde la gobernanza hasta la cultura interna, donde el compromiso de los equipos es clave para impulsar los cambios y conductas que clientes, colaboradores, reguladores y la sociedad en general esperan de nosotros.
Hoy nos situamos en una ciudadanía empoderada, un mercado altamente competitivo y una acumulación de regulaciones cada vez más complejas. En este escenario, las empresas debemos tener compromisos claros y tangibles, y ser capaces de trazar nuestro actuar de forma coherente y proactiva. Es por ello que reportar voluntariamente y con alto estándar, también es un gesto simbólico de la ética. WOM decidió hace cuatro años reportar por voluntad propia, porque sabemos que nuestro actuar tiene efectos. No solo como proveedor de servicios, sino como un actor que promueve la equidad digital, la movilidad social, la disminución de brechas y el compromiso con el medioambiente.
Más allá de lo circunstancial, creemos en reportar por convicción, no por obligación.
