- La siderúrgica transforma chatarra en acero verde y sus productos están presentes en proyectos emblemáticos en Chile como la Línea 7 del Metro, el Puente Chacao y hospitales.
Con más de 70 años de historia, la siderúrgica chilena Aceros AZA se ha posicionado como una de las acereras destacadas a nivel mundial en producción de acero verde. Así lo reconoció, la Asociación Mundial del Acero (Worldsteel) —gremio que agrupa a las principales siderúrgicas del mundo— cuando destacó a la compañía nacional como la tercera productora con menor huella de carbono del orbe.
Esto, en buena parte, tiene que ver con el modelo productivo de AZA, el cual tiene como principal materia prima la chatarra ferrosa, que va desde residuos domésticos —como refrigeradores, lavadoras y ollas, entre otros— hasta industriales —como aquellos recolectados producto de la obsolescencia de maquinarias pesadas y vehículos—, que se procesan para ser fundidos y transformados en distintos productos de acero, como barras de refuerzo, alambrones y perfiles. Se trata, en su totalidad, de materiales claves para el rubro de la construcción.
Además, al ser una empresa chilena, AZA genera un encadenamiento productivo que da trabajo a miles de personas que son parte de este ecosistema: desde grandes proveedores hasta recicladores de base, cuya labor permite que el acero chileno se produzca de manera sostenible y con valor social.
Durante el primer semestre de 2025, la compañía procesó 371.000 toneladas de chatarra ferrosa para convertirlas en acero verde. Pero no es cualquier acero, sino que uno con una huella de carbono ejemplar, la cual es hasta diez veces menos que el promedio de la industria global, considerando la metodología de cálculo de Worldsteel y que la empresa utiliza energía 100% renovable en su horno de arco eléctrico.
“La sostenibilidad no es solo parte de nuestro negocio, es su fundamento. El reciclaje nos proporciona nuestra materia prima esencial, pero nuestro compromiso va mucho más allá. Hemos transformado sistemáticamente cada eslabón de nuestra cadena productiva para maximizar la eficiencia y minimizar el impacto ambiental”, dice Hermann von Mühlenbrock, gerente general de la compañía.
En ese sentido, el ejecutivo destaca que “este enfoque integral nos ha permitido alcanzar hitos que parecían imposibles para la industria siderúrgica, como ser reconocidos entre las tres menores huella de carbono del mundo. Tenemos la firme convicción de que este modelo de negocio verde no solo es compatible con la competitividad, sino que representa el único camino viable para la industria del futuro y el desarrollo sostenible de Chile”.
Las cifras de los primeros seis meses corresponden a un aumento de 15% en las toneladas de chatarra procesada en comparación con el mismo período del año anterior.
“Estas cifras demuestran y refuerzan nuestro compromiso ambiental, que es la base de nuestro negocio. Seguiremos trabajando para producir acero verde, con valor agregado, y que aporte a una construcción y desarrollo sostenible de Chile”, afirma el gerente de Compras Metálicas de Aceros AZA. Juan Antonio Osses.
El acero producido con esta chatarra ha sido entregado a proyectos de infraestructura claves en Chile, como la Línea 7 del Metro, hospitales en distintas regiones, el Puente Chacao y la Autopista Vespucio Oriente, entre otros.
Otro de los puntos a destacar es el aporte de los recicladores de base a estos números, quienes, a la fecha, han aportado al 18% del total de la chatarra que procesó la compañía este semestre.
“Nuestra red de recicladores de base, que en 2024 sumó más de 17.000 proveedores a lo largo del país, es un aliado fundamental para nosotros. Gracias a su trabajo logramos recolectar chatarra ferrosa en todo el país, desde el norte grande hasta el sur austral”, explica Osses.
Con este ecosistema de reciclaje, que cuenta con más de 24 centros de reciclaje y acopio a lo largo de Chile, AZA ha logrado fomentar una red de proveedores eficiente y de gran aporte. Además, la empresa ha podido entregar un valor social relevante con esta red, generando puestos de trabajo, a través de su proceso productivo, a miles de familias a lo largo del país, que han encontrado en la recolección de chatarra un sustento económico.
Esta red de reciclaje ha tenido un crecimiento sostenido en los últimos cinco años, pasando de 5.000 recicladores a más de 17.000. Incluso, desde dentro de la compañía, se proyecta que a fines del presente año se alcanzarán los 20.000 recicladores. Esto repercutirá en que su aporte a la producción del acero verde en Chile sea, incluso, aún más significativo de lo que ya es en la actualidad.