Por María José Torres, Coordinadora Residente Sistema de las Naciones Unidas en Chile.
En el complejo escenario que enfrentamos ningún actor por separado podrá enfrentar con éxito los desafíos que se avecinan. De allí la importancia de sumar al liderazgo público y la participación de la sociedad civil, la construcción de conocimiento y el desarrollo de capacidades desde la academia y, por supuesto, el empuje y creatividad del sector privado.
En ese sentido, además de su rol tradicional de crear empleo, desarrollar habilidades, fomentar la innovación, proporcionar infraestructura esencial y ofrecer bienes y servicios asequibles, el sector privado está llamado a asociarse cada vez más con nuevos actores y avanzar en soluciones conjuntas frente a desafíos como el crecimiento, la incorporación de nuevas tecnologías a los procesos productivos y la triple crisis ambiental.
En ese marco, el rol del Pacto Global, iniciativa de las Naciones Unidas para el trabajo con el sector privado, representa un espacio
privilegiado para la cooperación, coordinación y construcción de propuestas innovadoras que permitan, junto a diferentes actores,
avanzar en la agenda de desarrollo sostenible.
En Chile, la Red Nacional del Pacto Global ha logrado convocar a esta tarea más de 200 de entre las principales empresas del país,
las que además de suscribir los diez principios universales sobre derechos humanos, trabajo, medio ambiente y anticorrupción, han comprometido esfuerzos para avanzar en los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible acordados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015.
El trabajo realizado por la Red Nacional del Pacto Global, que se presenta en esta Memoria Anual, da cuenta del efecto positivo que tiene la articulación de actores, así como de las amplias posibilidades que esta dinámica representa en un país como Chile.En este sentido, merecen una mención especial las 166 iniciativas, específicamente alineadas con los ODS, que las empresas que forman parte de la Red Nacional Chile presentaron a los Premios CONECTA 2024.
En este ecosistema dinámico, el Pacto del Futuro, adoptado por los países en septiembre de 2024, viene a refrendar el compromiso general en materia de desarrollo sostenible y financiación del desarrollo; paz y seguridad internacional; ciencia, tecnología, innovación y cooperación digital; juventud y generaciones futuras; y transformación de la gobernanza mundial.
En el caso de Chile, esta agenda presenta desafíos concretos relacionados con los esfuerzos adicionales que se deben realizar para avanzar en las áreas más rezagadas de la agenda de desarrollo sostenible, así como también con promover una agenda de paz y prevención de conflictos, además de los temas de seguridad pública.
El Pacto del Futuro nos recuerda también la necesidad específica de abordar las brechas que afectan a las y los jóvenes, que en Chile se relacionan con temas de participación social y política, transición de la escuela al mundo laboral, acceso a la atención sanitaria, incluida la salud y los derechos sexuales y reproductivos, y la situación de grupos específicos de jóvenes en situación de vulnerabilidad. Y finalmente, nos impulsa a pensar en cómo enfrentar, desde el conocimiento científico y la innovación los desafíos de descarbonización, la transición energética justa, la mitigación de los efectos y adaptación al cambio climático, la contaminación y la protección de la biodiversidad.
En este contexto dinámico y de grandes desafíos, el trabajo en alianzas y la capacidad transformativa del sector privado incidirán directamente en el nivel de vida y las posibilidades de desarrollo del país, y el trabajo del Pacto Global, como espacio de diálogo y
construcción de propuestas conjuntas, será más importante que nunca.