Por Margarita Ducci, directora ejecutiva de Red Pacto Global Chile
La reciente aprobación de las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) 2025 por parte del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático, marca un hito en la trayectoria de Chile hacia la carbono neutralidad. Este compromiso no es sólo un mandato del Estado, sino una invitación a toda la sociedad a formar parte activa de una transformación profunda, transversal y urgente. Entre los actores clave de este nuevo ciclo de acción climática, el sector privado tiene una responsabilidad ineludible y un potencial transformador extraordinario.
Las 51 medidas que integran la nueva NDC reconocen explícitamente la necesidad de colaboración público-privada, así como el rol estratégico de los gobiernos subnacionales y la sociedad civil. En Pacto Global Chile, hemos sido testigos de cómo las empresas, lejos de esperar instrucciones, están tomando la delantera: midiendo su huella, comprometiéndose con objetivos basados en la ciencia, invirtiendo en innovación sostenible y generando capacidades internas para responder con efectividad a los desafíos ambientales.
Durante el reciente “Diálogo de Alto Nivel con el Sector Privado – COP30 Alianzas para alcanzar los compromisos climáticos”, que organizamos junto al Sistema de las Naciones Unidas en Chile, quedó en evidencia que el sector privado no sólo quiere, sino que puede ir más rápido. Pero para avanzar con fuerza se requiere una hoja de ruta común, coherente y articulada. Las NDC 2025 pueden y deben ser ese marco.
En este contexto, el trabajo con las regiones cobra un protagonismo esencial. Las empresas deben adaptar sus estrategias a las realidades territoriales, reconociendo que la adaptación al cambio climático no es homogénea, y que las soluciones deben surgir con pertinencia local. Las decisiones de inversión, por tanto, deben considerar la resiliencia de los ecosistemas y las comunidades, y no sólo la rentabilidad inmediata.
Desde nuestra red, hemos impulsado iniciativas concretas como el Grupo de Empresas Líderes por el ODS 13 y el Programa Internacional Climate Ambition Accelerator, que reúne compañías en torno a la acción climática, para aprender, pero también para generar herramientas y recursos para que otras empresas menos avanzadas en este camino puedan subirse al carro de la sostenibilidad, sólo así el impacto que tenemos como red puede ser escalable.
Las NDC no pueden quedarse en un documento técnico. Debe permear las decisiones empresariales, convertirse en guía para la inversión, y ser entendida como una oportunidad de posicionamiento, innovación y competitividad. Las empresas que hoy integran los principios de sostenibilidad en su propósito, serán las que lideren el mercado del mañana.
Chile tiene la oportunidad de ser un país de vanguardia en la acción climática, pero no será posible sin la articulación real y efectiva de todos los sectores. Es tiempo de pasar del compromiso a la acción concreta, con metas medibles, alianzas efectivas y liderazgo colectivo. La sostenibilidad ya no es un valor agregado: es el camino inevitable hacia el futuro. Y en ese camino, el sector privado tiene no solo una oportunidad, sino una obligación ética con el planeta y las próximas generaciones.